El botox es uno de los tratamientos médico-estéticos más conocidos. ¿Pero sabes en realidad para qué sirve?

La creencia generalizada acerca de la toxina botulínica es que se inyecta con la finalidad de rellenar arrugas, pero la realidad es distinta. La principal función del Botox, es relajar la musculatura facial, apotrando homogeneidad  y dinamismo a las marcas de expresión, con lo que se consigue el ansiado efecto rejuvenecedor.

Otro de los mitos acerca de la toxina botulínica es que paraliza el movimiento de las zonas donde se infiltra. Esta creencia popular tampoco es cierta. La principal misión del Botox es disminuir la profundidad de las arrugas, pero no tiene un efecto paralizante.

¿Qué debo tener en cuenta a la hora de decidirme por la toxina botulínica?

Lo principal es ponerse en manos de profesionales. La Toxina botulínica sólo puede ser administrada por un médico estético. Asegúrate de que eliges al médico adecuado. Un buen médico estético te realizará un estudio personalizado y te aconsejará sobre qué tipo de toxina es más aconsejable para ti y sobre la cantidad.

Otra recomendación que te hacemos es que preguntes cerca de los productos que utiliza. Botox, es una marca comercial de la toxina botulínica, pero no es la única del mercado. Hay diferentes laboratorios que sacan diversos productos, con diferentes calidades y precios.

¿Para qué sirve el botox?

El botox es ideal para pacientes que quieran reducir sus arrugas en frente, patas de gallo, entrecejo o cuello o el conocido código de barras sobre la boca, e incluso para combatir la hiperhidrosis.

El tratamiento es indoloro, consigue efectos inmediatos que se mantienen entre 6 y 9 meses dependiendo de los estilos de vida del paciente.

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