Emergencia dental es un término muy discutido por muchos profesionales de la salud bucal. Para algunos, los casos reales se reducen a episodios traumáticos, en los que una o varias piezas dentales sufren fracturas o se caen por completo. Sin embargo, otras situaciones como el dolor de muela intenso también pueden catalogarse como urgentes.

Visitas imprevistas al odontólogo

El mayor número de visitas no planificadas a los consultorios odontológicos, obedece a dolores agudos provocados por infecciones en los molares. En la práctica, este tipo de extremos pueden evitarse a través de una cita con un dentista ante la aparición del primer síntoma de molestia.

Si se llega al punto en que el dolor es insoportable, la automedicación nunca está recomendada. Siempre es importante contactar al médico de confianza, para que sea este quien recete un analgésico, así como las dosis a ingerir. En cualquier caso, habrá que esperar a que la infección y la inflamación remitan por completo, para que el especialista bucal pueda llevar a cabo el tratamiento pertinente.

Traumatismos: verdadera emergencia dental

La fractura o la caída de algún diente es la segunda causa que genera más urgencias bucales. En estos casos es necesario actuar con suma rapidez, ya que los odontólogos no dispondrán de mucho tiempo para poner el tratamiento más adecuado.

Cuando una pieza dental se quiebra, la visita a emergencias es vital para evitar que el diente afectado se rompa por completo. El pedazo desprendido debe recuperarse y llevarse a la consulta. Preferiblemente dentro de un pequeño frasco con suero fisiológico.

Si el traumatismo generó una avulsión dentaria (caía de un diente), la situación es todavía más apremiante. Quien atienda esta emergencia dental solo dispondrá de dos horas para intentar reinsertar con éxito la pieza desprendida.

Otras situaciones apremiantes

Una mordida accidental del labio o la lengua puede terminar en una emergencia dental, lo mismo que objetos incrustados entre los dientes o en las encías. En estos últimos casos, se debe recurrir al hilo dental para intentar corregir la situación. Nunca se deben emplear piezas cortantes o punzantes, ya que el resultado puede ser mucho peor.

Agua con sal, un buen remedio natural

Una buena opción, tanto como para disminuir las molestias y el dolor, como para mantener lo más limpia posible la cavidad bucal, es emplear enjuagues con agua y sal. Esta “fórmula natural” tiene probadas propiedades antisépticas, así como efectos analgésicos. Aunque esto siempre será una medida temporal; para corregir los problemas de raíz, siempre será necesaria la evaluación de un profesional de la salud dental.