El bruxismo es un trastorno por el cual se aprietan y rechinan los dientes de manera inconsciente. Niños y adultos, hombres y mujeres, tienen las mismas posibilidades de padecer esta patología. En algunos casos es temporal, pero en otros llega a hacerse crónico si no se trata debidamente.

Las consultas periódicas a un odontólogo facilitan el diagnóstico del bruxismo. Es frecuente que las personas no sepan que lo tienen, hasta que alguien lo detecta. Una detección tardía conlleva lesiones dentales y musculares que podrían evitarse con simples medidas preventivas.

¿Cómo saber que sufrimos de bruxismo?

El síntoma más claro de esta parafunción oral es el ruido provocado con el crujir de los dientes. En la práctica, muchas personas duermen solas y no son conscientes de sus actos en sus horas de sueño. Por lo tanto, si alguien más no les escucha es posible que no se enteren.

Otras características que indican el trastorno son:– Cansancio en los músculos que se utilizan para masticar.

– Dolores sin causa aparente en la mandíbula.

Dolores de cuello o cabeza.

– Sensación de fatiga al despertar.

Sensibilidad dental.

Desgaste de las piezas dentarias.

En la actualidad, los centros odontológicos cuentan con las herramientas para un diagnóstico preciso. Asimismo, es necesario analizar en mayor profundidad las causas para un tratamiento más efectivo.

¿Qué tratamientos existen para terminar con el bruxismo?

¿Existen medicamentos para combatir el bruxismo?

En realidad, los medicamentos que se indican son para tratar las causas del bruxismo. Los ansiolíticos y relajantes musculares son los más comunes.

La toxina botulínica es una sustancia inhibidora de las contracciones en los músculos maseteros. Los profesionales pueden aplicar inyecciones con neurotoxina para reducir el estrés y la frecuencia de bruxismo. Se trata de un tratamiento que debe ser controlado médicamente.