La apnea del sueño es un trastorno respiratorio por el cual se interrumpe la respiración mientras la persona duerme. Esto provoca unas pausas al respirar que oscilan entre los 10 segundos y los dos minutos. Sin embargo, es importante aclarar que en este proceso el corazón continúa latiendo de manera habitual.

En los pacientes más afectados, las interrupciones pueden suceder un gran número de veces durante la noche. Esto hace que los niveles de oxígeno en sangre disminuyan y el sueño se fragmente. Por eso, por la mañana, la persona puede sufrir dolor de cabeza y sensación de no haber descansado.

¿Por qué se produce la apnea del sueño?

Las vías respiratorias superiores se cierran y se produce un estado de alerta. Es común que no se recuerde el día después de lo ocurrido. Sin embargo, el organismo ofrece señales de que el sueño no ha sido reparador. Los motivos por los que se interrumpe la respiración dependen del tipo de apnea del sueño.

Tipos de apnea del sueño

– Apnea central: el cerebro no envía a los músculos que controlan el sistema respiratorio las señales correctas.

– Apnea obstructiva: los músculos de la garganta se relajan, se genera una obstrucción con la lengua, amígdala o mucosidad.

– Apnea compleja o mixta: es la combinación de los dos trastornos anteriores.

Factores que aumentan las probabilidades de sufrir apnea del sueño

¿Cómo detectar la apnea del sueño?

Los síntomas más frecuentes del trastorno respiratorio durante el descanso son:

El diagnóstico

El diagnóstico correcto de la apnea del sueño se da con una prueba llamada polisomnografía. Los datos que aporta son los niveles de oxígeno en sangre, el flujo respiratorio, el esfuerzo al respirar mientras se duerme y el funcionamiento cardiovascular.

Hay que tener en cuenta que la apnea del sueño puede agravarse y causar otras enfermedades, por lo que es fundamental su control y tratamiento.