Los controles bucodentales son imprescindibles en cualquier edad. La salud de la boca y dientes se favorece con la prevención y la atención temprana. La visita de los niños al dentista tiene que convertirse en un hábito desde la etapa más temprana de la infancia. 

La primera visita de los niños al dentista

Cuando el niño ha cumplido un año, es aconsejable realizar la primera visita. Generalmente al pequeño ya le han salido algunas piezas dentales. El profesional podrá detectar problemas que, si no son atendidos a tiempo, pueden afectar la dentición definitiva.

La observación se centrará en:

El color de los dientes, que debe ser blanco uniforme.

– Normalidad o alteraciones del crecimiento de las piezas.

 Afecciones por golpes en encías y dientes.

– Oclusiones por hábitos perjudiciales.

– Defectos en las encías y en el paladar, provocados generalmente por la costumbre de succión del pulgar o de otro dedo.

 Impacto del biberón y del chupete.

Estas son algunas de las observaciones que el dentista realizará en esta primera visita. Si existen problemas, el odontólogo sugerirá medidas correctivas. Si todo está normal, indicará acciones preventivas para evitarlos. Especialmente aconsejará el método de higiene bucal más adecuado para ese niño; asimismo, si es necesario, aconsejará dietas alimentarias o de suplementación.

En esta primera visita se iniciará el historial odontológico del niño, es decir, el registro en que se llevará la historia bucodental. Este historial permitirá al dentista evaluar la evolución de su paciente sin olvidar detalle.

Agenda de visitas de los niños al dentista

En esta primera visita, el odontólogo podrá establecer una agenda para las siguientes. Pero si no es así, la sugerencia es realizar un control cada seis meses, o como máximo una vez al año.  

Un momento especialmente sensible en la salud bucodental es cuando se completa la dentadura de leche, lo que ocurre alrededor de los tres años. Es bastante frecuente que ya aparezcan caries tempranas; si no se atienden a tiempo, pueden perjudicar la dentición permanente. El momento de sustitución de los dientes es otra temporada en la que la atención debe intensificarse. 

De los dientes depende la masticación y la deglución de los alimentos.  Si el niño tiene problemas en sus dientes, su masticación no será normal y afectará a todo el proceso digestivo.  Un niño que siente dolor porque tiene alguna caries o problema en su boca, tragará los alimentos sin masticar o no comerá. Y ambas consecuencias son muy negativas.

Las piezas dentales no se regeneran por sí mismas, por lo que supervisar cada etapa de su crecimiento asegurará una boca saludable.  Acostumbrar a los niños al dentista es una sana medida que generará un hábito muy saludable de vida. No hay que olvidar que los dientes son para siempre.